Cuando somos unos críos lo único en lo que pensamos es en jugar y en pasarlo bien con nuestros amigos. Todavía no hemos desarrollado una mente demasiado perfecta como para darnos cuenta de que algunos de esos juegos que tanto nos gustan pueden ser peligrosos. Es más, seguro que habremos visto más de una vez a multitud de niños jugando con piedras, por ejemplo, con el obvio peligro de poder dañarse.
Sin embargo, hay otros juegos que parecen más inofensivos, pero que en determinadas circunstancias pueden generar también una terrible desgracia para los pequeños que están disfrutando de él. Por ejemplo, nadie tiene miedo a jugar a la comba salvo por tropezarse y caer al suelo. Pero hay algo pero, mucho peor que eso…
En un instituto de California varios niños jugaban despreocupadamente con la comba, saltando la cuerda por turnos, como se suele hacer. En un momento determinado, a uno de los niños que saltaba se le enredó la cuerda en la mano, y sus compañeros tiraron en ese mismo momento con muchísima fuerza para liberarle.
Y vaya si lo consiguieron. Lo único malo es que se llevaron por delante todos los dedos de la mano del chico, que se desmayó en el acto al ver lo sucedido. La rápida actuación de los profesionales médicos lograron evitar que el niño muriese desangrado, e incluso pudieron volver a coserle los dedos a la mano, después de tan trágico suceso.
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