A veces la vida se convierte en una tragedia casi irremediable para
cualquier persona, por algún accidente, por ejemplo, que le hace
quedarse postrada en una silla de ruedas. Muchos salen delante de esta
forma y tienen una vida prácticamente normal, pero otros, sin embargo,
no consiguen rehacerse de un golpe tan duro.
De estos últimos, hay personas que jamás aceptan su minusvalía, y lo único que hacen es convertirse en personas victimistas e inmaduras que no desarrollan ningún tipo de empatía con los demás. Culpan al mundo que les rodea de su desgracia, y en muchos casos, acaban siendo personas con muy mal humor, detestados por los demás.Algo gordo debería haberle pasado al tipo del vídeo, que como podemos ver no tiene ni brazos ni piernas, pero todavía conserva una actitud beligerante para cuando la necesita. Este tipo no duda en meterse en una pelea en plena calle de una ciudad de Canadá, para tratar de detener al ladrón que le ha robado y ayudar a su amiga. A pesar de que le cuesta bastante llegar hasta donde están peleándose y, obviamente, no puede hacer mucho más que morder.
La valentía y el arrojo del hombre choca con su forma, trágicamente cómica, de intentar meterse en la pelea aun sabiendo que no va a poder hacer demasiado en ella.
De estos últimos, hay personas que jamás aceptan su minusvalía, y lo único que hacen es convertirse en personas victimistas e inmaduras que no desarrollan ningún tipo de empatía con los demás. Culpan al mundo que les rodea de su desgracia, y en muchos casos, acaban siendo personas con muy mal humor, detestados por los demás.Algo gordo debería haberle pasado al tipo del vídeo, que como podemos ver no tiene ni brazos ni piernas, pero todavía conserva una actitud beligerante para cuando la necesita. Este tipo no duda en meterse en una pelea en plena calle de una ciudad de Canadá, para tratar de detener al ladrón que le ha robado y ayudar a su amiga. A pesar de que le cuesta bastante llegar hasta donde están peleándose y, obviamente, no puede hacer mucho más que morder.
La valentía y el arrojo del hombre choca con su forma, trágicamente cómica, de intentar meterse en la pelea aun sabiendo que no va a poder hacer demasiado en ella.
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